En 1992, el doctor Richard Haier, profesor de la Universidad de California, realizó el que quizá fue el primer estudio de cambios en el cerebro de jugadores de videojuegos usando imágenes. Sus aliados fueron: un buen equipo de tomografía y nuestro querido amigo, el juego Tetris. El doctor Haier se hizo a un buen grupo de voluntarios que nunca habían jugado Tetris y fotografió la actividad cerebral mientras lo aprendían a jugar. El cambio en la actividad cerebral que mostraban los participantes es sorprendente.
En los primeros días, cuando los voluntarios aprendían el juego, el cerebro mostraba una inusitada actividad. Muchas regiones del cerebro estaban activas tratando, muy probablemente, de descifrar las claves para ser exitosos en el juego. Una vez el cerebro entendía la manera como debía funcionar, modificaba su configuración para “automatizar” gran parte de las acciones. Como resultado, las fotografías de los cerebros tomadas días después, cuando los jugadores ya tenían un mayor nivel de dominio en el juego, mostraban una menor actividad.
Este proceso de ajuste es lo que se conoce como Neuroplasticidad. Suena bien ¿No? Quiere decir que nuestros cerebros se ajustan, se adaptan a nuevas condiciones mediante un proceso de aprendizaje.
En el caso de los jugadores de Tetris, el cerebro muestra
este nivel tan marcado en el cambio de su actividad, porque el juego no propone nuevas reglas a medida que se avanza. Se trata de un juego donde el desafío está en el incremento de la velocidad con que las piezas aparecen y caen. De esta manera, el juego es un gran motivador para el desarrollo de patrones de acción fijos, que nos hagan más eficientes.Si, al pasar de un nivel a otro, el Tetris introdujera cambios en las mecánicas, por ejemplo, permitir al jugador modificar la forma de alguna pieza, o dar bonos por líneas del mismo color o permitir que una pieza no solo sea girada sino también reflejada sobre su eje central, pues el cerebro volvería a mostrar alta actividad. Las rutinas aprendidas no serían suficientes para asegurar un buen desempeño en el juego. El cerebro tendría que “reconfigurarse” nuevamente siguiendo un proceso de aprendizaje, de prueba y error, para identificar las conexiones óptimas para las nuevas condiciones que el juego propone.
La investigación del doctor Haier no solo demostró que los juegos son un buen “gimnasio cerebral” porque obligan al cerebro a ejercitar su capacidad de reconfigurarse, sino que mostró de manera increíblemente clara, el proceso de aprendizaje por el que pasan las personas. Un proceso en el que primero se hacen un ejercicio de exploración y experimentación, que requiere mucho esfuerzo y actividad cerebral, para llegar a identificar patrones de comportamiento que funcionan a un nivel de eficiencia más alto. Esto quiere decir varias cosas importantes
El proceso de aprendizaje es demandante y, probablemente, el cerebro solo lo emprende si tiene una alta motivación.
Una vez se tienen los patrones de eficiencia identificados, el cerebro es capaz de ponerse en modo “automático”, donde ya no hace más exploración de nuevas posibilidades de acción y se enfoca en el refinamiento de los circuitos ya construidos.
El proceso de aprendizaje es tan demandante, que requiere de toda la atención del cerebro, limitando la capacidad para atender otras actividades que requieran atención. En otras palabras, no se nos puede pedir que estemos atentos a otras cosas cuando estamos inmersos en una experiencia de aprendizaje.
De la misma manera, esta alta demanda requiere que el cerebro abandone otras actividades para enfocarse en la tarea de identificar la mejor manera de funcionar bajo reglas nuevas. En otras palabras, si se desea aprender algo de manera eficiente, hay dedicar el cerebro, de manera exclusiva, a este aprendizaje.
El proceso de eficiencia se basa en la repetición de una acción conocida y no en la exploración de posibles nuevas acciones. Esta repetición se enfoca en mejorar la coordinación de acciones para identificar el estado de las variables que definen la respuesta y los movimientos requeridos para producir esa respuesta rápidamente. En otras palabras, para identificar rápidamente la forma de la figura que sigue, compararla con los espacios disponibles en el tablero y darle las instrucciones a los dedos para que roten o desplacen la figura en consecuencia. Una y otra vez.
Excelente artículo!!!
ResponderBorrar¡Gracias por compartirlo! Estoy buscando un programa de Redes 2.0 (Eduardo Punset) donde sale este ejemplo en vídeo, comparando la actividad cerebral de un novicio con un experto a la hora de jugar al Tetris. Si alguien sabe qué capítulo es que me lo pase, ¡muchas gracias!
ResponderBorrarEncontré otro vídeo donde Richard Haier explica su experimento:
ResponderBorrarhttps://www.youtube.com/watch?v=oNudgqAK79s