(Esta es la segunda parte de la entrega Tres trucos para innovar. Lea la primera entrega AQUÍ)
2. Las preguntas que despiertan la innovación
Hace unos días hice un experimento con mi pequeño hijo. Le hice dos preguntas diferentes. La primera fué:
Jacobo, ¿Qué sugieres que hagamos el próximo fin de semana?
La segunda fué:
Ahora dime: ¿Qué haríamos el fin de semana si fuéramos los héroes en Pijamas?
Las respuestas a la primera pregunta me gustaron mucho, al fin y al cabo ir a visitar a sus primas es un agradable plan familiar. Pero la respuestas a la segunda pregunta fué fenomenal: - ¡Tendríamos que salvar el mundo!
En mi interior, me sentí mucho más emocionado ante la perspectiva de salvar el mundo este fin de semana que ante la idea de cumplir con las necesarias visitas familiares.
¡Salvar el mundo!
Claro... la respuesta exigía el planteamiento de nuevas preguntas: ¿Y cómo podríamos salvar el mundo tu y yo? ¡Pues tendríamos que luchar contra un súper-villano! ¿Y si el villano está escondido? ¿Cómo lo encontramos? ¡Pues buscamos las pistas que deja!
Esa es mi tarea estos días... Pensar en una aventura en la que estaremos buscando pistas de un Súper-villano desconocido por las calles de la ciudad. ¡Debemos salvar el mundo! (Ya tengo muchas ideas y creo que será muy divertido)
Además de mostrar mi incapacidad para separar mi vida familiar de mi vida profesional, este experimento alrededor de las preguntas como método para buscar ideas realizado con mi hijo me sigue confirmando que si se cambian las preguntas, las ideas que se generan son radicalmente diferentes.
Este es mi mantra desde hace algún tiempo:
No hay mejor forma de poner en marcha la innovación que tratar de responder preguntas realmente emocionantes.
Este es un arte que no se aprende a manejar rápidamente. Traducir las aburridas preguntas corporativas que tratan de responder los esforzados equipos de innovación de las organizaciones en preguntas emocionantes requiere mucha práctica
¿Por qué las preguntas deben ser emocionantes?
Ya lo hemos hablado en este blog: el corazón está conectado con